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Da gusto ver cuánto movimiento hay últimamente en las orquestas de cámara suizas. Muchas de ellas han caído en la cuenta de que no basta con tocar: las pequeñas formaciones musicales, siempre un poco a la sombra de las orquestas sinfónicas de las ciudades, necesitan personalidades destacadas o una dirección con mucho talento para mantenerse en el candelero.
Es así como desde 2016 el violinista Daniel Hope está arremolinando el mundo de la música clásica en torno a la Orquesta de Cámara de Zúrich, mientras que la violinista Patricia Kopatchinskaja enardece desde 2018 la Camerata Berna y el pianista David Greilsammer impulsa la Camerata Genève. El festival Strings Lucerne y la orquesta de cámara de Basilea también dan giras mundiales con solistas famosos. Y ahora les llega competencia desde Lausana.
Y es que la Orquesta de Cámara de Lausana desea lanzarse al estrellato: tiene buenas posibilidades de lograrlo, gracias al francés Renaud Capuçon, que la viene dirigiendo desde 2021. Este maestro violinista adquirió fama mundial hace veinte años junto con su hermano Gautier, quien tocaba el violonchelo.
Pero ojo: En Lausana, Capuçon no es un primus inter pares que dirige la orquesta a través de un concertino, como ocurre en Berna o Zúrich. Él es el director de la orquesta. Y esto, ¿a pesar de que a sus 46 años nunca haya llevado antes la batuta?
Radiante, nos dice que esperaba esta pregunta, y responde: “¡Es una puerta abierta a un mundo inmenso!” Capuçon ya había impartido clases en Lausana y dado conciertos con la orquesta de cámara. Finalmente, la dirigió... y obtuvo el puesto.
El primer concierto fue retransmitido por el canal ARTE y, un mes más tarde, la Orquesta de Cámara de Lausana tocaba ante los presos de la cárcel. Por supuesto, habrá más destinos en la gira de la orquesta. Con Capuçon también llegaron a Lausana nuevos fondos de patrocinadores. Ya está disponible el primer CD: un extraordinario CD, en el que puede escucharse “Tabula Rasa”, del compositor estonio Arvo Pärt: una obra tan misteriosa como fascinante para dos violines, piano preparado y orquesta de cuerda.
Renaud Capuçon mira con optimismo hacia el futuro. Se describe a sí mismo como alguien que siempre ha optado por recorrer muchos caminos diferentes. Y si bien admira a otros que tocan incansablemente el violín, él, por su parte, prefiere brindar a los jóvenes la oportunidad de subir al podio en Lausana: “Esto es lo más bonito: ayudarlos a tomar vuelo. Si me conformara con dar conciertos y recitales, me sentiría triste”.
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