Lunik desapareció hace ya diez años. Entretanto, la cantante de Berna ha publicado dos álbumes bajo su propio nombre, y acaba de salir el tercero: Midlife que, como lo indica su título, trata de la vida de esta mujer de mediana edad. Pero, contrariamente a lo que esto podría sugerir, su último álbum no habla de la crisis de mediana edad, porque la cantante, de 43 años y madre de dos hijos, lleva una existencia feliz: está casada, tiene una vida familiar estable y se siente en paz consigo misma. Está mucho mejor de lo que estaba a mediados de los treinta, según confía en entrevistas recientes. Ya han quedado atrás los ataques de depresión y ansiedad.
De ahí que el tono de Midlife sea sereno y pausado, pues de lo que se trata ahora es de saldar cuentas con el pasado, para aprovechar lo positivo de la vida. Así, mientras que “She Only Sings When She’s Drunk” aborda el tema del alcoholismo y que “Paralyzed” relata una agresión sexual de la que Jaël fuera víctima, “Only Human” nos habla de la maternidad: una madre no debe ser demasiado exigente consigo misma, pues a fin de cuentas también es un ser humano.
La voz de Jaël sigue siendo frágil y cristalina, aunque un poco menos aniñada que antes. En Midlife, su delicado canto, acompañado de piano y guitarras acústicas, está envuelto en un ambiente cálido y etéreo, de gran profundidad.
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