Oído
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El anuncio del tercer álbum en solitario de Boris Blank era todo menos prometedor: ¿cómo podía el mago de los sintetizadores de Yello, considerado durante décadas como uno de los principales pioneros de la música electrónica, atreverse ahora a componer un álbum para balnearios? ¿Música para escuchar en medio del vapor de eucalipto de la sauna mixta, alternando con el gorjeo de aves tropicales?
Sí, eso es exactamente lo que Boris Blank tenía previsto hacer: su nuevo álbum Resonance incluiría doce piezas derivadas de un encargo del balneario Fortyseven de Zúrich. Y, efectivamente, su composición se atiene estrictamente a lo que se le pidió. En lugar de aferrarse a los típicos ritmos percusivos de Yello y sus inconfundibles sonidos sintéticos, Boris Blank se atrevió a aventurarse en un terreno que nunca antes había pisado: la etérea música ambiental. Los doce títulos de este nuevo álbum, afirma la discográfica, nos brindarán “bienestar y relajación con sus sonidos meditativos”. ¡Vaya...! Según el propio Boris Blank, su “pasión por los grandes espacios abiertos, como naves industriales, parkings subterráneos o, incluso, montañas, y la resonancia acústica que estos generan” le sirvieron de inspiración para crear este álbum. ¡Eso ya suena mejor!
¿Y el resultado? Resonance es mucho más ambiental y elevado de lo que Boris Blank y Yello nos tenían acostumbrados. Solo en contadas ocasiones, como en el primer título, “Vertigo Heroes”, se escuchan los característicos sonidos y ritmos pulsantes. El tema que da nombre al álbum, por su parte, posee un cierto encanto retro, aunque por desgracia también incluye algunas melodías de piano algo cursis. Por el contrario, los títulos como “Ninive”, “Mirage” y “Time Bridges” prolongan su melodía durante largos minutos, antes de caer en una esotérica arbitrariedad. Interminables alfombras musicales evocan un desfile de nubes blancas que vuelan a gran altura en un cielo azul, alcanzando plenamente el efecto meditativo deseado: perfecto para disfrutar de un excelente y relajante baño termal.
Y aquí están por fin, en “North of Eden”: el gorjeo de aves tropicales y el borboteo de arroyos, esos sonidos que pueden escucharse en cualquier balneario o zona wellness que se precie, incluso sin Boris Blank. Esto ya es demasiado “ambiente”. Ha llegado el momento de salir del agua, vestirse y ponerse a disfrutar del viejo “Bostich” de Yello en el salón de casa.
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