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En las ciudades suizas, cada vez más hogares desisten de un automóvil propio. Entre las razones, el proveedor de vehículos de uso temporal Mobility, que apuesta ahora por los coches eléctricos.
En las ciudades suizas, los clientes de la cooperativa de vehículos de uso temporal Mobility sólo tienen que tocar un par de veces la pantalla para obtener el automóvil que necesitan. La app Mobility les indica el vehículo libre más próximo, y en cuestión de segundos les es posible reservarlo, abrirlo con su tarjeta de cliente, salir conduciendo y devolverlo en el mismo sitio al término del plazo reservado. La suma facturada depende del kilometraje y el tiempo de uso.
Este esquema comercial ha convertido a Mobility en líder del mercado de vehículos de uso temporal en Suiza. A lo largo de los años, el número de clientes y la flota de vehículos han ido en constante aumento. “No creemos que haya límites para el crecimiento de Mobility”, afirma Patrick Eigenmann, portavoz de esta empresa. La idea del vehículo de uso temporal parece algo natural en la era de los teléfonos inteligentes. Pero tardó décadas en afianzarse.
Todo empezó en el siglo XX, cuando nadie hablaba todavía de Internet ni de teléfonos inteligentes, pero sí de ecología: en 1987, Conrad Wagner, político de Nidwalden que posteriormente se afiliaría a los Verdes y se volvería asesor de movilidad, fundó con algunos compañeros la “Auto Teilet Genossenschaft” (ATG) en Stans. La flotilla original constaba de un Opel Kadett rojo (con catalizador) y una motocicleta de 125 cc, de la marca Honda. Nadie tomó en serio a estos pioneros suizos de los vehículos de uso temporal y les costó encontrar una aseguradora dispuesta a emitir una póliza para varios tenedores de un mismo vehículo, como lo reveló Wagner en una reciente entrevista radiofónica.
Pero ATG prosperó. En 1997 se fusionó con su competidor zuriqués ShareCom para formar Mobility y, con sus 760 vehículos y 17 000 miembros, la nueva cooperativa se lanzó a la conquista del mercado nacional. En la actualidad, Mobility cuenta con más de 3 000 vehículos, casi todos de color rojo encendido, repartidos en más de 1 500 sitios, para atender a sus más de 220 000 clientes.
Para comprender el éxito de Mobility deben tomarse en cuenta los elementos clave del desarrollo en Suiza: el crecimiento de las aglomeraciones urbanas en la meseta central y el auge del transporte público, fomentado por el Estado. “El 70 por ciento de nuestros sitios están implantados en ciudades o aglomeraciones urbanas, y la mitad de nuestros clientes viven en una de las ocho principales urbes”, señala el portavoz de Mobility, Patrick Eigenmann. El concepto de vehículo de uso temporal funciona especialmente bien en combinación con el transporte público, que presenta una alta frecuencia en las ciudades suizas para descongestionar la red de carreteras.
En su camino al éxito económico, la cooperativa se fue alejando de su imagen “verde-alternativa” original, en ocasiones de forma drástica. Así, introdujo en 2019 una clase “Prémium”, con berlinas todoterreno de alto consumo, que generó críticas incluso entre sus propios clientes. Ante la baja demanda de tales vehículos, Mobility canceló rápidamente el experimento. Hoy por hoy, Mobility apuesta por conceptos verdes: de aquí a 2030 prevé renovar por completo su flotilla, sustituyendo sus actuales vehículos a gasolina y diésel por coches eléctricos.
Hace unos meses, la cooperativa encargó el cálculo de su propio impacto de sustentabilidad. De acuerdo con el estudio realizado, de no existir Mobility circularían unos 35 500 automóviles suplementarios por las calles y carreteras suizas. Por más impresionante que esto pueda parecer, tal cifra no deja de ser muy modesta en comparación con los 4,6 millones de automóviles particulares que circulan en Suiza.
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