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Los agricultores suizos tienen un gran lobby, ganan un referendo tras otro... y al mismo tiempo, muchos agricultores se sienten impotentes, sin perspectivas, al límite: esta tensión se ilustró en el último número de “Panorama”. Nos queda claro que el tema genera movimiento, tal y como demuestra nuestra pequeña selección de reacciones.
Los agricultores trabajan mucho y ganan poco. A esto hay que añadir la falta de tiempo libre, la excesiva burocracia, los robos en el campo y el mal tiempo que dificulta su trabajo y echa a perder las cosechas. Prácticamente nadie sabe lo que es trabajar 365 días, año tras año. Ser agricultor hoy en día, no es moco de pavo. Prevalece la ley del más fuerte y el poder del dinero. Una pena.
Mientras los agricultores suizos exijan precios tan altos por sus productos, a muchos no les quedará más remedio que comprar en el supermercado productos importados más baratos. No hay que olvidar que incluso en Suiza, muchas personas viven al día, y a fin de mes no les queda nada en la cartera. Seguro médico, alquiler, compras cotidianas: todo se encarece. Así que de nada sirve que los agricultores se estén quejando.
Eso de “los agricultores” no existe. Hay grandes multinacionales agrícolas, medianos y pequeños campesinos. Quienes se benefician del sistema son los primeros. Y son los que más grupos de presión tienen en los parlamentos. Con su apoyo obtienen considerables ganancias. Esto, a su vez, atrae al capital que circula por todo el mundo en busca de buenas inversiones. Entre estas multinacionales también se encuentran los grandes distribuidores y los grandes consorcios químicos.
Un buen artículo, que incita a la reflexión personal y al debate sobre el tema.
Ustedes escriben: “La agricultura intensiva provoca la contaminación por nitrógeno de las aguas subterráneas y el agua potable, mientras que el uso de pesticidas favorece la pérdida de biodiversidad”. ¡Ah! ¡La biodiversidad y los pesticidas! Actualmente, el gran problema es que no existen alternativas para los pesticidas, que la agricultura ecológica está perdiendo terreno porque es demasiado cara y que, además, ella también utiliza productos que son cuestionables.
La política agraria, que cuenta con el apoyo de la Unión Suiza de Campesinos, quiere granjas más grandes porque son más viables. Esto plantea la cuestión de si realmente se están tomando medidas serias en contra de esta tendencia y para garantizar la supervivencia de todos los agricultores.
Las subvenciones a la agricultura se pagan con los impuestos de los ciudadanos, quienes, por lo tanto, pagan aún más por los productos que compran. Las ganancias quedan en manos de los intermediarios, cuyos márgenes de beneficio son exorbitantes. Los agricultores, por su parte, están fuertemente endeudados con su maquinaria sobredimensionada. Todo está distorsionado y beneficia al capital. También aquí haría falta usar motosierras para detener todos estos abusos y lograr una mayor transparencia en lo referente a los costes reales.
Los suizos que residimos en Francia siempre leemos su revista con gran interés.
Como exdirector de escuela del cantón de Berna y exresponsable del Centro de evaluación de Tramelan, me gustaría que publicaran mi punto de vista sobre el SVS hombres/mujeres en su página de debates.
Primer punto: salario igual por trabajo igual.
Segundo punto: si los beneficiarios no tienen hijos, la edad de jubilación debe ser la misma para mujeres y hombres; en caso de tener hijos, sería conveniente que las madres se jubilaran antes, dependiendo del número de hijos que criaron.
Tercer punto: casados o no, ¡todos deben cobrar la pensión que les corresponda por sus cotizaciones!
Hoy en día, muchos jóvenes forman una pareja de hecho con su perro de compañía… por lo tanto, no hay ninguna razón para que disfruten de alguna ventaja.
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