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Los sacerdotes católicos, que deberían ser apóstoles de la moral y la fe, han abusado sexualmente de muchos jóvenes: este hecho (que, por cierto, ha reconocido públicamente la propia Iglesia católica suiza) conmocionó a muchos de nuestros lectores. He aquí una breve selección de sus reacciones.
Supongo y espero que la Iglesia católica suiza haya expulsado y denunciado ante las autoridades a todos estos sacerdotes que han abusado de niños, y estén en prisión como corresponde a cualquier delincuente. De no ser así, el Gobierno suizo debería intervenir.
Tengo dos motivos de inquietud. El primero se refiere al origen de esta información: me sorprende sobremanera que todo esto se descubriera al revisar los archivos. Esto significa que había personas que lo sabían y que se tomaron la libertad de escribir sobre el asunto sin alertar a nadie, lo cual es muchísimo más grave. Mi segundo motivo de inquietud se relaciona con el instinto humano, que varía muy poco: con Iglesia o sin ella, con religión o sin ella... no difiere tanto del instinto animal.
Lo que me incomoda especialmente es el tono de su editorial sobre este tema. Puedo afirmar, porque yo mismo lo he vivido, que la actitud libidinosa de un sacerdote hiere los sentimientos religiosos. Aunque no he sido víctima de abusos, es cierto que estos se producen en todas las comunidades religiosas. Creo que la perversión y la desviación sexual no pueden erradicarse en ninguna parte. Sin embargo, hay lugares distintos de la Iglesia donde se abusa de los niños en mucha mayor medida. En mi opinión, el hecho de que la religión ya no sea relevante para la mayoría de la gente no se debe tanto a estos abusos, como al estilo de vida cada vez más “superficial” que llevamos: consumismo desenfrenado, mentalidad materialista, individualismo a ultranza y cultura de la diversión. Por eso es demasiado simple limitarse a criticar a las iglesias. Esto también perjudica a las personas que se esfuerzan por llevar una vida moralmente recta y aplican, por ejemplo, los preceptos del Sermón de la Montaña en su vida cotidiana.
No es la religión la que conduce a Dios, sino la fe y el amor. Aquí, el verdadero delito es perder la fe por el afán de ejercer poder sobre los demás.
Me alegra que, por fin, todo el mundo esté reaccionando ante algo que permaneció oculto durante tanto tiempo. Soy católica, y mi experiencia con la Iglesia siempre ha sido buena. Ahora me doy cuenta de que simplemente tuve suerte.
Desde luego es inaceptable que haya habido prácticas abusivas por parte del clero en Suiza, y no solo en Suiza. Por otro lado, hay que remarcar que la Iglesia católica ha hecho y hace mucho bien, tanto para la Comunidad como para la cultura del país.
La Iglesia católica no tiene la mirada puesta en Jesucristo, que es el camino, la verdad y la vida. Está siendo invadida por falsas doctrinas. Pone la tradición por delante de todo. Por desgracia, no es la única Iglesia que abandona el Evangelio, la Buena Nueva.
Algunos representantes de la Iglesia deshonran la buena palabra que Jesucristo nos envió y enseñó. Actúan como los fariseos de la época en la que vivió Jesucristo. A lo largo de la historia del cristianismo, muchos representantes de la Iglesia han empañado la imagen de nuestra religión cristiana por sus propios intereses personales, ya fueran materiales, temporales o carnales.
Aquí en Holanda, la mala conducta sexual de sacerdotes y capellanes de la Iglesia católica es un problema desde hace tiempo. Es la primera vez que leo que en Suiza se han callado cosas similares y que los curas llevan años abusando sexualmente de niños. Me alegro de que por fin se hable abiertamente de ello.
Mientras se mantenga el celibato, no habrá ninguna mejora. E incluso si se suprime, las cosas seguirán igual...
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Comentarios
Comentarios :
The proportion of Catholic priests who have committed such atrocities is extremely small, much less that the proportion of abuse seen in the rest of society. Of course it must be condemned. But the solutions proposed at the end of the article are nothing short of bizarre.
If the majority of victims were minors and male, then how can it be concluded that the Church must abandon "rigid and homophobic sexual morality." Did not the abusers themselves abandon the Church's perennial teachings on sexual morality? The abuse is from a Church culture too lax, not too rigid about sexual morality. Had the perpetrators of abuse followed the teachings of their own Catholic faith, then none of the these crimes against innocence would have happened in the first place! And to say that the Catholic Church has an "ambivalent stance regarding homosexuality" is a falsehood that can easily be dispelled by reading the official Catechism of the Catholic Church, not to mention the Bible itself with its clear, unambiguous condemnation of such activities.
To avoid abuse - and all forms of immorality into which the world is increasingly mired in - we must adhere to the Catholic faith, not reinvent the gospel and make the faith some sort of a secular democracy where morals are shaped by mere public opinion.
Congratulations for an excellent magazine which always brings joy and happiness when received. However the story about the sex abuse by the Catholic Church Clergy in Switzerland making cover story is shocking. Being a practicing catholic I am fully aware of this shameful behavior. However I question why you chose it as cover story.
Looking forward to the next issue.