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El alpinismo tradicional se está transformando. Las prácticas rápidas, como el “VTT” (carreras en bicicleta de montaña), el “trail”, así como el calentamiento global cambian la cara de este deporte alpino.
¿Irse dos días o más a los Alpes con compañeros de cordada con el fin de escalar una cima altamente codiciada, tras esperar durante semanas para que el camino esté en buenas condiciones? Esa cultura del alpinismo clásico “lento” parece perder terreno en favor de actividades más variadas y más rápidas de poner en práctica, como por ejemplo el “trail” (carrera o maratón por senderos de montaña) o el VTT.
Muy conocido en el mundo del montañismo, el director de los almacenes Cactus Sports, Bernard Wietlisbach, viene observando estos cambios desde 1986, fecha en que abrió su pequeño negocio en un garaje. “Gran parte del equipo que vendemos aquí sirve para escalar una sola vez una montaña como el Mont-Blanc o una cumbre de 4.000 metros. En el 95 % de los casos el material se compra para la escalada deportiva”, resume este deportista que ha coronado las cimas de las Grandes-Jorasses.
Pero claro, entre la escalada deportiva de un acantilado o la escala en una sala de deportes, y una expedición en la cara norte del Eiger, hay enormes diferencias. “Se trata de un cambio social, opina Bernard Wietlisbach. Somos la cultura del ‘todo inmediatamente’; la gente ya no está dispuesta a esperar que un sendero esté en buenas condiciones. Se ha generalizado una cierta pereza, un rechazo a la incertidumbre y a la posibilidad de fracaso.”
La idea de escalar sin un propósito concreto ahora es casi una herejía: “Si se carece de información sobre el camino, si los datos no figuran en una página web, se puede decir que es como si no existiera”, dice este escalador. Para él, la disminución del número de personas que practican el alpinismo es indiscutible. En cambio, el número de personas que sólo hacen una carrera de montaña va claramente en aumento con el paso de los años. Asimismo, la cifra de los que practican el senderismo o hacen caminatas con esquíes o raquetas de nieve se ha multiplicado.
En www.camptocamp.org (“C2C”), página web internacional de montaña – de origen suizo – que agrupa a más de 44.000 participantes, “Panorama Suizo” planteó la cuestión del declive del alpinismo, suscitando casi 100 respuestas o comentarios.
Enlace a la encuesta: www.camptocamp.org/forums/viewtopic.php?id=280238
En este deporte históricamente masculino, es decir, percibido como el símbolo por excelencia de la actividad varonil, una de las primeras personas en expresar su opinión fue una mujer.
Violette Bruyneel, kinesioterapeuta francesa que practica el alpinismo desde los diez años, señala que la práctica del alpinismo se concentra en lugares de fácil acceso y bien clasificados en las páginas web. Opina que las carreras con muy poca marcha de aproximación tienen cada vez más adeptos. “Hoy en día, el alpinista quiere lograr una buena relación entre la marcha de aproximación y las dificultades técnicas; teme más que antes la incertidumbre y el empeño”, estima. Y piensa que la mayoría de los alpinistas actuales buscan “terrenos tranquilos en lo que respecta a la seguridad, pero asimismo un tiempo perfecto y a ser posible un refugio agradable donde se puedan consultar online las condiciones meteorológicas locales”, dice esta francesa, y de paso menciona que reina un cierto machismo en las pendientes. “Ya no cuento las veces que, escalando la primera de la cordada, me han hecho observaciones desagradables o me he visto confrontada a hombres que querían explicarme técnicas que yo conozco.”
El alpinismo a la antigua usanza ha pasado a la historia. “Mis tíos hacían cosas verdaderamente complejas en los años 1950, con una cuerda alrededor del vientre y una botella de vino tinto en la mochila, y no se consideraban a sí mismos alpinistas, ni siquiera senderistas, iban simplemente a pasear por las montañas”, cuenta un internauta de “C2C”. La percepción o la aceptación del peligro han cambiado, opina. “Incluso practicado con prudencia y correctamente, este deporte implica la aceptación de un cierto riesgo. De ahí que se practique menos, ya que requiere de más tiempo: escalar un precipicio dotado de todo el equipo necesario y situado a 15 minutos del parking, donde además se dispone de una red de Internet 4G, va más acorde con nuestra época”, resume este mismo internauta, que se define irónicamente como “un viejo bobo”.
Evocando su gusto por el esquí de travesía y la escalada de cascadas de hielo, otro internauta que los practica recuerda que “estas actividades pueden practicarse en un día, e incluso en medio día, rodeado de bellos paisajes y con algo menos de riesgo que el alpinismo”. En su versión aventurera, este deporte acumula efectivamente dificultades técnicas, pero también morales. “Los riesgos objetivos de la montaña – las grietas o fallas, las caídas de seracs y de piedras – son más frecuentes que en la escalada deportiva”, subraya este mismo montañero. Otro obstáculo es la condición física y la aclimatación necesarias para realizar grandes ascencos clásicos, que pueden durar de 10 a 15 horas. “El alpinismo de un cierto nivel exige experiencia, material y una gran disponibilidad para lidiar con los caprichos meteorológicos”, precisa otro miembro de “C2C”.
En el fondo, el cambio de las prácticas en montaña estaría “vinculado al auge de lo ligero, a la emoción directa, sin toda la complicada logística del alpinismo”, comenta un escalador. “¿Pasarse la semana organizando, poniéndose nervioso, teniendo que pensar en un montón de cuestiones materiales engorrosas, y luego volver a empezar el fin de semana para un ascenso”? Opinan que todo este ejercicio cada vez resulta menos aceptable para una parte de los amantes de las cimas.
Y por último están los efectos del calentamiento global. Por ejemplo, en el mar de hielo, en el macizo del Mont-Blanc, el descenso en escalera hacia el glaciar ha cambiado completamente en 20 años, con un fuerte impacto sobre el tiempo de acceso. En todas partes se modifican los itinerarios, se prolongan o se complican las salidas, y el derretimiento de los hielos perennes conlleva mayores caídas de piedras. Estos cambios del territorio alpino incitan asimismo a los montañeros a realizar ascensiones más pronto en la temporada, e incluso en invierno, para encontrar las condiciones correctas del hielo o de la capa de nieve. “Glaciares en retroceso, paredes que se ensombrecen, deslizamientos, caídas de piedras, todo esto que ha ocurrido en el transcurso de una generación es espectacular y puede desestabilizar a los alpinistas.”, opina un internauta.
Nacido en Zermatt, Kurt Lauber, de 54 años, acabó en septiembre de 2015 su 21.ª temporada como guardián de la Hörnlihütte. Este hombre que ha participado en 3.000 rescates de montaña, habla del Cervino y de los cambios de mentalidad en el alpinismo.
“Hago montañismo desde hace 30 años, las mentalidades han cambiado mucho. La primera cosa que me asombra es esta especie de desresponsabilización. Si algo no funciona durante la ascensión a la cima del Cervino, si caen piedras o el tiempo se estropea, siempre se echa la culpa a terceros, aunque no tenga ningún sentido hacerlo. Antes no exisitía esta actitud. Otro cambio es la percepción del peligro. Hace 20 años, los periodistas presentaban esta ascensión como fácil, pero había muchos accidentes. Esto ha cambiado, lo cual es muy positivo, porque el Cervino, que ha matado entre 500 y 600 personas desde que se hizo la primera ascensión en 1865, es una de las cumbres más difíciles de los Alpes. Hoy en día, la proporción de ascensiones realizadas con un guía se ha duplicado, para estabilizarse en el 80 % de las escaladas a esta cima. Esto contribuye a disminuir el número de accidentes.
“Globalmente, aunque no sea el caso del Cervino, al que se escala alrededor de 3.000 veces al año, creo que está disminuyendo el número de alpinistas. Se trata de un fenómeno global en los deportes, en un mundo en el que los padres o sus hijos pasan más tiempo ante un ordenador que en la naturaleza. Las cifras de alojamiento en refugios no reflejan la imagen completa, ya que muchos de los que duermen en ellos no van allí para escalar una cumbre.
“Finalmente, el enfoque del alpinismo profesional ha cambiado totalmente en estos últimos diez años: este deporte se ha convertido en una carrera, con portavoces como Ueli Steck, Dani Arnold o Kilian Jornet (que coronó el Cervino en menos de tres horas saliendo de Cervinia). Esta forma de escalar no es en sí negativa; pero les he dicho a los tres que debían absolutamente explicar al público que estaba reservada a los profesionales. La realidad es que practicar el alpinismo clásico comporta riesgos. Una forma de reducirlos es escalar con un guía, pero resulta caro: ése es el dilema con el que la gente tiene que arreglárselas.”
En la mayoría de los casos, los que escalan se alojan en un refugio de montaña. Por otro lado, no todos los que se alojan en un refugio ascienden a una cumbre. En Suiza, el número de pernoctaciones en refugios, que puede variar enormemente según la temporada, se mantiene por encima de las 300.000 al año desde 2003. El Club Alpino Suizo (CAS) nunca ha contado con tantos socios (más de 143.000 actualmente), pero el crecimiento de dicho número pasó a ser inferior al 2 % en 2014, una primicia en diez años. Además, el número de jóvenes ha decrecido ligeramente, y en un club el 46 % de sus socios tiene más de 50 años.
Otra cifra: el número de muertos en alta montaña se ha reducido, paralelamente “a la mejora del material, de las condiciones meteorológicas y los rescates”, explica Ueli Mosimann, responsable de las estadísticas de situaciones de emergencia del Club Alpino Suizo. “Hay más gente en la montaña, pero no necesariamente más alpinistas”, resume este guía. En 2013, este deporte cobró 21 vidas en Suiza, frente a las 71 en 1985 o a las 40 en 1994. En comparación, el senderismo cobró 39 vidas en 2014, una cifra cercana a la media de muertes en esta disciplina en los últimos 30 años, que es de 44.
Numerosos internautas que han expresado su opinión en la página web camptocamp están más o menos de acuerdo en que disminuye la práctica del alpinismo (véanse a continuación las cifras), pero no todos ven las mismas razones para ello. Uno de los grandes cambios observados es la multiplicación de las prácticas deportivas en la montaña, comenzando por la del trail, en la que se devoran las pendientes corriendo, con un equipo ligero.
El propio hecho de escalar ha dado lugar a una explosión de especialidades: escalada deportiva, en sala o a lo largo de una vía ferrata; escalada con crampones sobre cascadas de hielo o en itinerarios mixtos, sin olvidar el barranquismo y la slackline, colgando sobre el vacío.
Ahora, los adeptos al VTT hacen montañismo en bicicleta. Además, el Club Alpino Suizo está acondicionando algunos de sus refugios para esta actividad y acaba de editar una guía de itinerarios dedicada a la misma.
El deslizamiento se extiende como un reguero de pólvora, con el parapente, el para-alpinismo, el speed-flying, los wingsuits o trajes aéreos, el salto base, y asimismo el free-ride y el senderismo con esquíes. Pues bien, el punto en común de estos deportes no es necesariamente el nivel de riesgo. “La moda de los “super corredores de trail” que lo practican solos de forma minimalista deprecia el alpinismo de aficionados, que ya no ven en su deporte una disciplina elitista, sino la necesidad de utilizar un material pesado e incómodo para lograr el mismo resultado”, considera un internauta de “C2C”. “La razón de este declive debe radicar en aquello mismo que caracteriza al alpinismo: el aislamiento, la capacidad de asumirse a sí mismo en un entorno inusual.”, concluye un tal Fredoche.
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1984 - 1885, und ploetzlich hat man noch in der zeitung von vorgestern gelesen das boris becker wimbledon gewonnen hat.
Ziemlich lustige und gute zeit.
Alexander Behling,
Itacare, bradilien