Buzón
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Soy encuadernador profesional y emigré en 1960 a los Estados Unidos de América, donde encuadernaba biblias para los altares de la Iglesia Luterana. Tras algunos cambios fui ascendiendo profesionalmente y llegué a ser director de control de calidad, después gerente de la primera “cadena de producción de libros” del mundo totalmente automatizada. Gracias a ese trabajo pionero me contrataron en una universidad. Como docente seguí ascendiendo, brindando asesoramiento profesional y dictando ponencias en el mundo entero. Así tuve la oportunidad de transmitir los conocimientos especializados adquiridos en Suiza. ¡Todo un privilegio! Incluso tras mi jubilación oficial en la universidad solicitan mi colaboración para artículos especializados, ponencias y asesoramiento… Conozco varios suizos que, gracias a su aprendizaje profesional, han tenido mucho éxito en la vida.
El sistema suizo de formación profesional es, efectivamente, una de las ventajas competitivas de este país. Enraizado desde hace muchos años en el sistema de valores de los suizos, cuestionado pero defendido con orgullo, es el sistema que yo, personalmente, más envidio de Suiza y que nuestro país, Corea del Sur, más necesitaría.
Práctica y teoría: el modelo suizo es muy recomendable y espero sinceramente que se exporte a Inglaterra, porque allí, una vez que han concluido sus estudios, los estudiantes a menudo no encuentran un trabajo que corresponda a su especialidad.
“Prima i nostri” es la consigna correcta: hay que luchar para que los tesineses tengan prioridad sobre los trabajadores fronterizos en el mercado laboral. El Tesino sólo es un pequeño cantón y no debería verse afectado por los problemas económicos y embotellamientos provocados principalmente por la afluencia de los italianos que transforman a la pobre ciudad de Lugano en un especie de enclave italiano. ¡Cuidemos el carácter nacional suizo de esta región!
Soy de Ginebra y estoy al tanto de la problemática de los trabajadores fronterizos. Sin embargo, hay que dejar de acusarlos de todos los problemas, tanto laborales como de otro tipo, y dejar de creer que la solución milagrosa consistiría en limitar su número. Suiza necesita personal cualificado, pero también personas que trabajen en las fábricas de relojes, en nuestros almacenes, etc.
Comprar energía nuclear en el extranjero, donde los controles son probablemente menos estrictos que en Suiza, para clausurar de golpe nuestras centrales, no parece una idea muy responsable. Chernóbil nunca produjo energía para Suiza, pero sí contaminación radioactiva.
Alex Hauenstein, Presidente del Consejo de la Fundación para la Plaza de los Suizos en el Extranjero en Brunnen, apeló recientemente a los suizos en el extranjero para recabar fondos destinados a concluir las obras de restauración de la plaza más bonita de Suiza. La Plaza de los Suizos en el Extranjero es el punto de llegada para los senderistas de la Vía Suiza, y posee un alto valor simbólico para la Quinta Suiza. En su informe, Silva Schoch, redactora regional de Panorama Suizo y delegada de la OSE, ha llamado la atención a todos los suizos en el extranjero sobre la actual campaña de recogida de fondos. No obstante, me pregunto cómo podrán participar aportando fondos los suizos domiciliados en el extranjero, si muchos bancos suizos han cerrado las cuentas de los suizos en el extranjero. Numerosos compatriotas se ven duramente afectados por esta decisión muy poco patriótica por parte de muchas instituciones bancarias suizas.
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