Oído
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Le encantan las grandes palabras, lo que en ocasiones lo hace parecer grandilocuente. Sí, cualquiera que no escuche atentamente al violinista Sebastian Bohren, nacido en 1987 en Winterthur, puede llegar a pensar que se trata de un artista de la exageración que adolece de una excesiva confianza en sí mismo. Eso sería completamente falso. Todos sus éxitos, ya sea en el Stradivari Quartett o como solista, han madurado a través de incontables noches de dudas que no oculta a nadie. Pero cuando un músico deja de dudar, ya no debería tener su instrumento en las manos. Eso es algo que nunca le sucederá a Bohren: Bohren busca, triunfa... y desestima.
Este verano debutó en el Festival de Lucerna con la grabación de una sonata para solo y dos partituras de J.S.Bach: el CD es la cumbre de las obras para violín: obras repletas de sencillez y perfección. Bohren las interpreta con una percepción personal radiante. El sonido es pleno, la ejecución intensa y las ligaduras amplias. Pero también se percibe la duda, parece extraviarse una vez para volver en seguida, más rotundo y relajado. Es como si preguntase: “Aquí podría haber un camino al cielo, ¿no?”
Hace tres años Bohren se enfrentó a otro gran desafío como violinista. En aquel momento estaba completamente dedicado a una grabación en CD del concierto para violín de Ludwig van Beethoven: con un inmenso respeto por la obra favorita de todos los violinistas y un enorme conocimiento de todas las grabaciones de sus grandes modelos a seguir: Gidon Kremer, Anne-Sophie Mutter, Nathan Milstein y demás. Logró afirmarse frente a estos modelos creando algo propio. Para escapar de la atmósfera estéril del estudio, la orquesta y el solista pasaron una semana en la isla de Rheinau. Durante los ensayos frente al público, todos los músicos se animaban unos a otros a entregarse en cuerpo y alma. Bohren constató satisfecho: “El público debe darse cuenta de que los que tocamos aquí nos jugamos el todo por el todo”.
A pesar de todas las dudas y cavilaciones, Bohren es capaz de definir claramente sus puntos fuertes. Sabe que nadie puede ascender al trono con modestia. Quienes acuden a un concierto de Bohren perciben a un artista que toca con reverencia y que, precisamente por eso, interpreta con inmenso fervor. Bohren lucha con la obra, la acaricia, se rebela y se hace uno con ella: venera a la obra en cada nota, tanto en el CD de Beethoven como en el nuevo de Bach. Quien busque serena perfección, debería abstenerse de comprarlos.
Sebestian Bohren J.S. Bach: Sonatas & Partitas, BWV 1004-1006, RCA/Sony 2018. Equal: Beethoven: Violinkonzert; Mozart und Schubert, Chamber Artists, Sony 2015
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