Cabe destacar que las cualidades de Sina van mucho más allá del mero encanto de su dialecto: la galardonada cantante del Valais escribe canciones que, aunque pueden a veces resultar demasiado convencionales, rebosan auténtica ternura, poesía y profundidad, sobre todo en los momentos menos graciosos.
Su 14.° álbum, Zitsammläri [“Coleccionista de tiempo”], no es la excepción. Junto con su esposo, Markus Kühne, Sina compuso nuevas canciones durante la pandemia, totalmente aislada del mundo exterior. La letra de estas canciones se debe a algunos de sus amigos del mundo de la literatura, el slam y el cabaré, como Sibylle Berg, Simone Meier, Bänz Friedli, Jürg Halter y Franz Hohler: los textos giran en torno al tema universal del “tiempo”. Junto con su banda y bajo la dirección de su co-compositor y productor Adrian Stern, Sina grabó estas canciones en el histórico Grandhotel Giessbach, cerca de Brienz.Zitsammläri es un álbum conceptual entre el folk, el pop y la música folclórica suiza, que aborda de forma romántica e intelectual el tema del tiempo que inexorablemente transcurre. Particularmente cautivadora es la canción “Hände” [“Manos”], cuya letra se debe a la escritora Bettina Spoerri. “Primero, las manos aprenden a atarse los zapatos, y luego un día les salen venas azules. Y te asombras de lo rápido que pasa la vida”, comenta Sina en una entrevista. Y agrega: “Pienso que envejecer ante el público es un reto. Me gustaría decir que no me molestan mi papada o mis ojeras. Pero, por supuesto, quiero mostrarme con mi mejor cara”.
Con estas palabras parecen haberse esfumado el aire campechano y el humor subliminal de su simpático dialecto. De pronto, Sina ha creado un clásico de la música dialectal. Uno se siente conmovido... y también algo sorprendido.
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