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Después de un largo y difícil periodo de gestación, ya están disponibles los nuevos billetes suizos. Son también muestra de la adhesión de Suiza al dinero en efectivo.
El Tío Gilito, conocido también como Rico McPato, es uno de los mayores expertos en cuestiones financieras. Se zambulle en el dinero, los ducados se le escurren entre los dedos. Mantiene una relación muy sensual con el dinero. Pese a la audacia de esta comparación, llama la atención la frecuencia con que actualmente en Suiza se tocan y juzgan los billetes. ¿Cómo es al tacto el pequeño billete verde? ¿No parece demasiado plastificado? ¿Es simplemente rígido o se encuentra ya resquebrajado?
Las conversaciones cotidianas giran en torno al nuevo billete de 50 francos, el primero de la nueva serie emitida por el Banco Nacional Suizo. Se le examina tan cuidadosamente ya por el hecho de haber nacido tardíamente, porque su lanzamiento estaba previsto para 2010. Pero debido a problemas de organización y a fallos técnicos no se levantó el velo sino hasta abril de este año.
Desde entonces, los especialistas del dinero en efectivo se muestran entusiasmados. Los nuevos billetes se consideran un hito tecnológico. Su papel, de nueva creación, es una mezcla de algodón y materiales sintéticos, muy difícil de falsificar. Una ventanita de plástico permite ver a través del billete. La lista de sus sofisticados elementos de seguridad es larga. El néofito que lo usa para pagar sabe que algunas de sus particularidades más refinadas sólo son perceptibles con una buena lupa. Así, en el nuevo billete pueden leerse los nombres de todas las principales cimas de Suiza; pero la microimpresión en la que figuran no puede leerse a simple vista. En cambio, es difícil no advertir el gran diente de león cuyas pelusas son transportadas por el viento, mientras que un parapentista pasa volando por abruptas montañas. Lo fugaz, el viento, constituyen el motivo dominante.
Pero apenas en circulación el nuevo billete ya ha sido objeto de críticas por parte de los suizos, que han analizado detenidamente sus nuevos medios de pago: si se dobla longitudinalmente, tiende a romperse, reclamaron algunos. También se dijo que es poco resistente a la fricción y que destiñe cuando se moja. Entretanto se ha demostrado que en condiciones normales de uso es al menos tan resistente como el anterior.
De aquí a 2019 entrarán progresivamente en circulación los demás billetes nuevos. El nuevo billete de 10 francos evocará la historia del tiempo. Seguirán los temas de “la luz” (20 francos), “el agua” (100 francos), “la materia” (200 francos) y “la lengua” (1 000 francos).
Hasta ahora, los billetes suizos representaban exclusivamente la efigie de ilustres personajes; pero ahora el BNS quiere romper con esta tradición, argumentando que estos personajes se relacionaban siempre con el pasado. Ahora se pretende crear una identidad a partir de la Suiza contemporánea. La decisión de renunciar a presentar retratos quizá obedezca también a las malas experiencias con Auguste Forel (1848–1931). Este investigador, psicólogo, partidario de la abstinencia y reformista social adornaba los billetes de 1 000 francos puestos en circulación en 1974. Sin embargo, la obra de Forel cayó en descrédito tras descubrirse, en 1990, que castraba y esterilizaba a los enfermos mentales para que “aunentara el número de las personas buenas y útiles y disminuyera el de las malas y débiles”. También reflexionó sobre la “buena muerte” para los “malos”. Los críticos ven en él un impulsor de la limpieza étnica y la eutanasia, un precursor de los programas nazis de exterminio. Así pues, la personalidad que figuraba en el billete de mayor valor suscitó un doloroso debate... sobre valores. A este respecto, la nueva serie de billetes ofrece un máximo de seguridad.
En cambio, la ausencia de retratos en los billetes pone de relieve el papel de Manuela Pfrunder, diseñadora de la nueva serie de billetes. Esta muy joven artista recibió en 2005 el encargo de diseñar los nuevos billetes. Fue una suerte para ella. Pero debido a todos los retrasos por problemas técnicos tuvo que guardar el secreto durante más de diez años, sin hablar con nadie acerca de su trabajo. Y en eso consistió su mala suerte, al convertirse en una figura de interés público, de la que la mayoría sólo sabe una cosa: que diseña hoy nuestro dinero del mañana. Sin embargo, tiene al menos otra obra destacada.
En 2000 Manuela Pfrunder creó Neotopia, un “atlas utopográfico de la creación acabada” en el que presenta un nuevo orden mundial imaginario, una visión de la justicia radical. Con base en estadísticas actuales, Neotopia distribuye todas las posesiones y todo el sufrimiento a partes iguales entre los seres humanos. El resultado es agobiante. Neotopia adjudica a cada persona un terreno de 290 x 290 metros. Pero además de la riqueza, la miseria también se reparte de manera equitativa; de ahí que sólo bebamos café cada 60 días. Un bienestar razonable sólo puede alcanzarse durante una cuarta parte de nuestra vida. El resto del tiempo nuestras necesidades básicas tales como vivienda, alimentación o ropa, sólo se satisfacen de manera insuficiente. Se trata de un auténtico “apocalipsis de la justicia”:
La calma ha regresado al Mundo.
Todos viven en su propio pedazo de tierra,
que en nada se diferencia del de los demás.
Viven con la absoluta certeza
de que no hay nada en ningún sitio que ellos no posean,
Porque se ha repartido todo lo que había por repartir.
El anuncio de que Suiza también emitirá un nuevo billete de 1 000 francos ha causado gran revuelo. De acuerdo con el Presidente del BNS, Thomas Jordan, Suiza “manifiesta así su adhesión pública al dinero en efectivo”. Pero este anuncio va a contracorriente de la tendencia general. Porque en toda Europa se limitan los pagos en efectivo. Así, el Banco Central Europeo contempla la posibilidad de suprimir el billete de 500 euros, mientras que el Gobierno Federal alemán se propone limitar a 5 000 euros los pagos en efectivo. El objetivo general es luchar contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
Ello no obstante, los suizos mantienen su confianza en el dinero en efectivo, cuyo monto en circulación va en aumento dentro del país. Algunos expertos en finanzas pronostican que el dinero en efectivo se convertirá en el “valor refugio” del futuro. Así, los políticos de Zug de la UDC, Philipp C. Brunner y Manuel Brandenberger, reivindican la introducción de un billete de 5 000 francos. Si bien tal petición no es realista, es perfectamente acorde con la tendencia actual. Y de mantenerse la tendencia a los intereses negativos, un número cada vez mayor de ahorradores podrían querer guardar una parte de su patrimonio en forma de billetes.
El Instituto de Investigación Capital Economics ha calculado en qué divisa sería más factible invertir mil millones de dólares: lo más fácil sería invertirlos en francos suizos, porque al ser más pequeños los nuevos billetes suizos, los mil millones invertidos serán más compactos.
Las series de billetes suizos desde 1907
“Neotopia” de Manuela Pfrunder (PDF)
Comentarios
Comentarios :
It seems that storing your wealth in large Swiss franc denominations in a safe is the best alternative, if you can still control it, as honesty of the country's banks has no longer any bearing in this new reality of wealth appropriation by this fraudulent industry.
I would rather send them a Fr. 50.-bill instead.
How can we buy those bills in the USA with dollars???
...et s'il vous plaît faites taire cette dame qui ne se contente pas seulement de se plaindre mais qui publie vingt fois ses inepties sans toutefois apporter un commentaire constructif. ;-)