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  • Suiza en cifras

Limpieza tras la visita del Sáhara

26.07.2024

El texto proviene de la colección de columnas de la “Askforce”, la “Instancia especializada en todo” de Berna que lleva más de 20 años emitiendo todo tipo de enseñanzas sobre casi todos los temas imaginables. www.askforce.ch

El sol estaba cubierto por una especie de velo; el cielo, de color ámbar; la nieve primaveral, teñida de tonos canela y curry. Durante la Semana Santa de 2024, Suiza fue bendecida con 180 000 toneladas de polvo sahariano. Los meteorólogos hablaron con entusiasmo y elocuencia de la enorme cantidad de masa mineral que cayó del cielo y tiñó el país de colores de Pascua.

Mientras tanto, Mathilda M., de Schwarzenburg, vio cómo se enturbiaban sus cristales recién limpiados y formuló una pregunta práctica dirigida a Askforce: “¿Quién es responsable de la limpieza cuando entra tanto polvo en el país?”. Ella lo sabe por experiencia: tarde o temprano, el polvo acaba en nuestros propios salones. En teoría, la nube de Pascua fue suficiente para espolvorear cada metro cuadrado de espacio habitable en Suiza con 400 gramos de Sáhara. 

¿Quedaría el país libre de polvo y, por tanto, más limpio, si las fronteras fueran más estrictas? No acusamos a Mathilda M. de comulgar con esta forma de pensar, pero aun así tenemos que tratar el tema de la migración. Cuando un pequeño e inmaculado grano de arena sahariana desciende suavemente hasta tocar tierra en los Alpes, en cierto modo siente que ha llegado a casa. Se da cuenta de lo africano que es el monte Cervino e intenta recordar cómo era cuando la placa continental africana acometía como una cuña a la eurásica. La mota de arena empieza a cavilar: ¿el suelo sobre el que estoy cayendo no era mi lugar de origen hace un tiempo? 

Si se pudiera derivar un derecho natural y geológicamente justificable de permanencia para un grano de polvo en suspensión, entonces esto sería 1) una señal con consecuencias de largo alcance en términos de política migratoria y 2) el inicio de un delicado debate sobre la cuestión de lo que puede seguir siendo el “suelo de origen” en periodos de tiempo algo más amplios. Por eso, Mathilda, en Suiza se aplica el secreto de arena. La cuestión sobre la limpieza posterior a lo relacionado con el Sáhara se acalla sin contemplaciones. 

El polvo del Sáhara, por tanto, entra, causa un cierto revuelo y luego desaparece, porque lo barren bajo la alfombra. Esto último, teniendo en cuenta el gran tonelaje, es una tarea inmensa. No puede haber demasiados involucrados. En caso contrario, la limpieza ya no sería discreta. Y además sería impensable implicar a muchas personas. Porque la misión es carísima. Las meras bolsas del aspirador costarían al titán de la limpieza —también muy discreto— 14 millones de francos. ¡Y ese es un cálculo optimista! 

Que quede entre nosotros: tan solo hay un experto en limpieza que cumpla con el perfil requerido y que disponga de suficiente capital en metálico. Sergio Ermotti. Jefe del gran banco UBS. Su sueldo de 14,4 millones en 2023 cobra un cariz bien distinto si pensamos en el tema de la arena. ¿Y si Ermotti no fuera un gran desplumador, sino un gran aspirador? ¡Y vaya uno! Por cierto… ¿aún queda alguien que se queje sobre la nube de polvo de Pascua?

 

Artículo original de esta columna: Dejó a todos atrás en una nube de polvo...

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