Noticias del Palacio Federal
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¿Quién atiende los asuntos urgentes de la Quinta Suiza? ¿Quién ayuda a los viajeros suizos que sufren una emergencia en el extranjero? Ambas tareas competen a la Dirección Consular (DC) del Departamento de Asuntos Exteriores. Su Director, el Embajador Johannes Matyassy, describe el reto de lidiar constantemente con problemas nuevos y a veces extremadamente difíciles.
A los suizos residentes en el extranjero les gusta considerarse embajadores de su país. A usted, como embajador, ¿le parece acertada esta percepción que los suizos tienen de sí mismos?
Al menos, hay algo que siempre es cierto: quien vive en el extranjero está representando a Suiza, de un modo u otro. Sin embargo, también conviene cuestionar un poco esta autopercepción, tan difundida en la Quinta Suiza.
¿En qué sentido?
Todos los ciudadanos suizos en el extranjero dejamos huellas, tanto positivas como negativas. Por consiguiente, todos somos responsables de cómo es percibida Suiza. Esto no solo rige para los que viven en el extranjero, sino también para todos los que viajan. Si esto nos convierte a todos en embajadores es otra cuestión. Digamos que todo suizo en el extranjero tiene al menos el potencial de serlo.
En el extranjero viven casi 800 000 suizos. ¿Puede Suiza (o, para ser precisos, la Dirección Consular a su cargo) atender casos aislados y solicitudes individuales?
Quien vive en el extranjero suele conocer muy bien la vida cotidiana de su país de residencia y se las arregla solo. Para estos conciudadanos, nuestras representaciones son una especie de comunidad. Los que con mayor frecuencia suelen solicitar ayuda y protección consular son los suizos que viajan al extranjero. Algunos de estos casos son complejos y su solución exige a veces grandes esfuerzos.
¿Como el caso de Natallia Hersche, suiza arrestada en 2020 en Bielorrusia? Para su liberación, Suiza hizo grandes esfuerzos; al menos, ésta es la impresión que se tiene desde el exterior.
Efectivamente, se trató de un caso muy complejo, objeto de una enorme atención mediática y políticamente explosivo. Natallia Hersche tiene la doble nacionalidad suizo-bielorrusa. En primer lugar, hubo que lograr que las autoridades bielorrusas también lo consideraran así. Solo entonces pudimos asistir a Natallia. Nuestro embajador en Minsk la visitó infinidad de veces en la cárcel. Además, Suiza y Bielorrusia mantuvieron negociaciones intensas a nivel político. Por último, también cabe destacar que, aunque no dejamos piedra sin mover, no hubo ningún “trato” con el régimen de Minsk.
Dejemos los casos individuales y pasemos a un caso opuesto: durante la pandemia del covid-19, 4 200 personas fueron repatriadas a Suiza, gracias a un total de 35 vuelos.
¡Esta es la operación retorno más grande de la historia de Suiza! Primero hicimos un llamamiento a la responsabilidad propia. De hecho, muchos ciudadanos organizaron por sí mismos su viaje de vuelta. Pero pronto nos percatamos de que no todos podían lograrlo por su propia cuenta. Sin embargo, esta acción de increíbles dimensiones no es equiparable a otros casos mucho más delicados: por ejemplo, cuando se trata de repatriar a niños o jóvenes secuestrados en un campamento yihadista, la tensión es máxima durante varios meses o, incluso, años.
Suiza ayuda a sus ciudadanos en caso de emergencia. ¿Qué significa esto para las familias binacionales (padre suizo, madre extranjera, hijos con doble nacionalidad)?
Esta pregunta es muy importante y nosotros también nos la hemos planteado durante la operación retorno del covid. Optamos por la vía pragmática, ya que en estos casos no se puede separar a las familias solo porque, por ejemplo, la madre sea brasileña. Decidimos que las familias al completo pudieran volver a Suiza.
Suiza aboga por los intereses de la Quinta Suiza. Pero esto no siempre funciona: ya conoce las quejas de quienes desean votar, pero no pueden hacerlo en la práctica.
Sí, y comprendo perfectamente su crítica, sobre todo porque yo también viví en el extranjero. Durante mi estancia en Argentina, recibía el sobre electoral junto con el código de acceso que me permitía votar en línea. Pero debido a que el cantón de Ginebra ya no quiso mantener su sistema de voto electrónico, que también utilizaban otros cantones, y a que el sistema de Correos de Suiza era deficiente, sufrimos una gran regresión. A esto hay que añadir el hecho de que hoy por hoy existen importantes divergencias entre el debate sobre el voto electrónico en Suiza y en la Quinta Suiza.
¿En qué sentido?
El debate político interno da prioridad al afán de seguridad: no debe existir la más mínima posibilidad de fraude, ya que la confianza en los resultados de las elecciones es fundamental. Esta preocupación explica la resistencia que se percibe en Suiza. Desde mi punto de vista personal, valdría la pena examinar la opción de desacoplar las dos partes; en otras palabras, permitir que la Quinta Suiza utilice el voto electrónico, sin tener que aplicar el mismo sistema en toda Suiza. Además de resolver las dificultades técnicas que aún existen, me parece que ésta sería una vía digna de explorarse.
“La Quinta Suiza también constituye un importante potencial político”.
En todo caso, existe un gran interés político entre los suizos en el extranjero: son cada vez más numerosos los que se inscriben en el registro electoral.
Esto es un claro reflejo del vínculo que los une con Suiza y de su gran interés por lo que ocurre en su país. La Quinta Suiza también constituye un importante potencial político, como lo demuestra el interés de todos los grandes partidos por este grupo de electores. Sin embargo, la participación política de los suizos en el extranjero no es excesivamente elevada: de los 620 000 ciudadanos con derecho a voto, de momento solo hay 210 000 registrados. Eso sí, la tendencia va al alza.
La población envejece, y actualmente el DFAE presta especial atención al fenómeno del “envejecimiento en el extranjero”. ¿Su labor se centra mucho en los mayores?
No, porque no debe perderse de vista el panorama general. También damos gran importancia a la integración de los más jóvenes: por ejemplo, cuando llegan a la mayoría de edad, o a la hora de transmitirles la cultura suiza y, por tanto, fomentar los lazos con su país. El que ahora estemos centrándonos en nuestros mayores con el proyecto “Aging abroad” tiene su porqué: por un lado, el número de mayores de 65 años en todos los países va en aumento; por otro, crece también el número de personas que emigran tras la jubilación; aumenta la movilidad. Por tanto, van surgiendo nuevas cuestiones que adquieren relevancia.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, una cuestión cada vez más importante es: ¿Cómo afrontan las personas mayores que viven en el extranjero el hecho de quedarse solas de repente? ¿O qué hacen los mayores que sufren de demencia?... ¿o que nunca se han molestado en hacer un testamento vital? Esto también es un reto para nuestras representaciones. Al dedicar un proyecto al “Aging abroad” (“envejecer en el extranjero”), por un lado, nos centramos en quienes planean emigrar. Aquí prima la prevención: deben prepararse y ser conscientes de lo que significa hacerse mayor en el extranjero. Por otro lado, nos centramos en quienes ya viven en el extranjero, se hacen mayores y se jubilan allí. En ese caso, son importantes los servicios que podrían requerir. Por ejemplo, en caso de demencia, como ya lo hemos mencionado. Es un campo complejo, repleto de cuestiones complejas.
Resumiendo: ¿Es “Aging abroad” una campaña de sensibilización?
Por supuesto. En definitiva, de sensibilización sobre la responsabilidad propia, aquí en relación con el propio envejecimiento.
“Las respuestas plausibles a muchas preguntas pueden encontrarse en la propia comunidad.”
Para poder sensibilizar, hay que ser capaz de llegar a una comunidad heterogénea y multilingüe, repartida por todo el planeta...
Y aquí es donde sacamos partido de nuestra densa red de representaciones: nuestros consulados, embajadas y cónsules honoríficos, que generan un importante efecto multiplicador. Además, acabamos de lanzar la nueva app que el Presidente de la Confederación Ignazio Cassis anunció en el Congreso de los Suizos en el Extranjero de 2022.
Otra app, ¿para qué, exactamente?
La app ayudará a los suizos en el extranjero a intercambiar entre sí experiencias y posibles soluciones. Porque las respuestas adecuadas a muchas preguntas con frecuencia se encuentran dentro de la propia comunidad. Esta aplicación también reforzará los vínculos entre las representaciones y las comunidades de la Quinta Suiza.
Pero eso de usar la red para establecer relaciones sociales no va con todos. ¿Acaso no son excesivas las expectativas de que sea la propia Suiza la que resuelva los asuntos pendientes?
En nuestras visitas al extranjero nos encontramos con toda clase de mentalidades. Muchos suizos en el extranjero que conocemos se las arreglan a la perfección en su vida cotidiana. Sin embargo, de vez en cuando nos enfrentamos a expectativas elevadas –excesivamente elevadas–. Por ejemplo: “Suiza tiene que cuidar de mí, porque he pagado mis impuestos durante décadas”. En estos casos, remito a lo que dice la Ley de Suizos en el Extranjero: ¡primero intenta ayudarte a ti mismo! Si no lo consigues, Suiza está ahí, con todo un abanico de servicios claramente definidos.
Usted se jubilará a principios de 2023. ¿Qué le gustaría recalcar en su balance personal, como Embajador y Presidente de la DC?
Me ha tocado vivir una época sensacional. La labor de la Dirección Consular se centra en las personas y sus destinos personales. Esto siempre ha sido para mí motivo de gran fascinación, además de poder resolver los numerosos “casos difíciles”. En mis actividades anteriores, casi todo giraba en torno a la política; aquí, lo importante siempre era la persona, lo personal, el destino humano.
Una pregunta final, muy simple: ¿usted experimentará personalmente el concepto “Aging abroad”?
(Se ríe). No, por mi parte optaré por implementar el concepto “Aging in Muri bei Bern”.
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