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Desde 1924 se celebra frente a la iglesia abacial de Einsiedeln el “Welttheater”, una representación al aire libre inspirada en el “Gran teatro del mundo” del poeta barroco español Pedro Calderón de la Barca. Son autores contemporáneos quienes, en las últimas décadas, han reinterpretado este auto sacramental de cuatro siglos de antigüedad. Este año se representa una versión del escritor suizo Lukas Bärfuss. En el espectáculo participan 500 aficionados del pueblo de Einsiedeln.
El escenario de Einsiedeln es único. El atrio de la abadía, cercado de pórticos (el segundo atrio más grande de Europa, después de la Plaza de San Pedro, en Roma), es el lugar ideal para acoger “El Gran Teatro del Mundo”. Justo detrás se yergue la impresionante fachada de la iglesia barroca. La abadía de Einsiedeln es el centro de peregrinación más importante de Suiza: la Virgen Negra de la Capilla de la Misericordia atrae cada año a cientos de miles de creyentes.
En 1917, un científico local descubrió que la plaza de la abadía había sido diseñada según las leyes de la acústica, por lo que sería especialmente adecuada para representaciones teatrales. El abad benedictino autorizó entonces la escenificación de “obras espirituales”, y la elección recayó en un auto sacramental español: “El gran teatro del mundo”, escrito en la década de 1630 por el poeta barroco Pedro Calderón de la Barca. Este auto trata de la existencia humana, representada en forma de obra de teatro. Los papeles son asignados por un “Autor”, que a su vez encarga al “Mundo” que escenifique la obra. Entre las figuras simbólicas figuran el Rico, el Pobre, el Rey, el Labrador, así como la Hermosura, la Discreción y la Ley de Gracia. Durante cincuenta años, “El gran teatro del mundo” se representó en Einsiedeln, en la versión alemana de Joseph von Eichendorff, cercana al original. En 1970, por primera vez, surgieron protestas: la gente empezó a desaprobar la imagen anticuada de un orden social impuesto por Dios, que cimenta las estructuras de poder en lugar de cuestionarlas.
Tuvieron que pasar otros treinta años para que los organizadores decidieran modernizar la obra. Para las temporadas de 2000 y 2007 se encargó una nueva interpretación al escritor suizo Thomas Hürlimann, que en su día había asistido a la escuela de la abadía. Desde entonces, el Teatro del Mundo de Einsiedeln ha ido acogiendo temas de actualidad: en la temporada de 2013, el autor Tim Krohn tomó el ejemplo de la ingeniería genética para centrar la obra en la intervención del hombre en la creación y su búsqueda de perfección.
La versión más reciente, aplazada de 2020 a 2024 debido a la pandemia de coronavirus, se debe a Lukas Bärfuss. Este galardonado autor es uno de los exponentes más incisivos de la literatura suiza contemporánea y un agudo observador de la evolución social. Bärfuss recoge las preguntas existenciales que plantea el auto de Calderón: “¿Cuál es mi papel en la vida? ¿Por qué estoy dispuesto a dar la vida? ¿Qué es una buena vida?”. Estas preguntas tienen eterna validez, aunque su resonancia en la sociedad actual ha cambiado. Hace cuatrocientos años, el destino del individuo estaba más o menos sellado desde su nacimiento: quien nacía pobre, seguía siéndolo, y lo único que podía esperar era un destino mejor en el más allá. “Hoy, la persona ilustrada puede aspirar a trazar su propio rumbo en la vida”. En la versión de Bärfuss, una mujer –Emanuela– encarna a todos los personajes de Calderón. De labradora pasa a reina, luego pierde el poder y cae en la miseria, antes de volverse a levantar y, finalmente, abandonar este mundo a avanzada edad.
El elenco de Einsiedeln está formado por unos 250 actores y actrices aficionados, que actúan como protagonistas o figurantes. Otras 250 personas trabajan entre bastidores. “Todo el pueblo está involucrado, de una forma u otra”, afirma James Kälin, Presidente de la Asociación “Welttheatergesellschaft”. “Mis padres me inculcaron la pasión por el teatro desde mi más tierna infancia”, afirmó Kälin en una entrevista radiofónica. Ya de niño actuaba en la plaza de la abadía, haciendo de ángel cantor, mientras su padre interpretaba uno de los papeles principales, el del Pobre. Su madre era la encargada de la guardarropía, como antes lo había sido el abuelo. Otras familias de Einsiedeln también han participado en la representación al aire libre durante generaciones. Por su parte, el Director Livio Andreina, cocreador del espectáculo 2024 junto con Lukas Bärfuss, alaba el “increíble entusiasmo de los participantes”. Lo que se crea en Einsiedeln es único en Suiza, declaró Andreina al periódico local: “Es mucho más que una obra de teatro; es un proyecto social que involucra a todo el pueblo”.
El monasterio benedictino, de cuya buena voluntad depende la producción desde hace cien años, también está representado en el comité de la compañía teatral. En los primeros tiempos, los monjes componían la música para “El Teatro del Mundo” de Calderón; pero desde principios de siglo esta tarea se ha venido encomendando a músicos laicos. Sin embargo, en las representaciones de 2000 y 2007, un monje participó en la representación de la obra: el padre Kassian Etter, fallecido en 2009, es el único miembro de la comunidad monástica que ha subido al escenario hasta ahora.
“El Gran Teatro del Mundo” de Einsiedeln se representará hasta el 7 de septiembre. www.welttheatereinsiedeln.ch
Bibliografía (en alemán):
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