Selección
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¿Puede un superdotado de origen africano, incluso de buena cuna, imponerse en el ambiente reservado de la banca zuriquesa? El 14 de febrero, el Director Ejecutivo de Credit Suisse, Tidjane Thiam, se vio forzado a dimitir. Su salida se produjo a raíz de una serie de filtraciones, sobre todo a propósito de vigilancias y seguimientos realizados por orden del banco. Al parecer, el Director Ejecutivo no estaba al tanto de tales prácticas que, como han señalado algunos, suelen ser muy comunes en la compañía.
A pesar de que ya se conocía el desenlace de la historia, Thiam presentó el balance anual de Credit Suisse: anunció un incremento del 70 % de beneficio neto para el año de 2019. Esto vino a demostrar claramente que el problema no estaba en la gestión del banco. Y es que Tidjane Thiam es un personaje de novela: de estirpe principesca, desplegó toda su inteligencia y voluntad para ser ingeniero politécnico, Ministro de Costa de Marfil y, finalmente, “Rey financiero” de la banca londinense. Su libreta de direcciones incluye a Barack Obama, David Cameron y François Hollande. Se comprende que la brillante figura del Director Ejecutivo de Credit Suisse no podía encajar en los contornos deslucidos de la gran banca suiza, por más que señalara en 2015 al periódico Le Monde: “Opino que le corresponde a aquel que llega a un país comprender la cultura del otro”.
Pese a ser una entidad más internacional que suiza, Credit Suisse necesitaba a alguien más “suizo”. La respuesta vino en la persona de Thomas Gottstein, un hombre procedente de la directiva de la filial suiza del banco. Es este perfil de cruz blanca sobre fondo rojo el que el Consejo de Administración de Credit Suisse ha sacado de la chistera para sustituir a Thiam.
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