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En la literatura suiza de los últimos cien años, difícilmente podría encontrarse un autor –y menos aún una autora– que haya sido objeto de tantas investigaciones, escritos y publicaciones como Annemarie Schwarzenbach: la incesante fascinación por esta periodista de viajes, escritora y fotógrafa zuriquesa que recorrió el mundo entero en los años 1930, se debe a su extraordinaria y trágica biografía, su conflictiva historia familiar, sus viajes exóticos, su homosexualidad y su drogadicción. Mientras que su círculo de amistades, hombres y mujeres amantes de la literatura agrupados en torno a Erika y Klaus Mann, optó a partir de 1933 por exiliarse a Estados Unidos, Annemarie partió en la dirección opuesta y viajó por países como Afganistán, Irán, Turquía, la Unión Soviética y el Congo Belga. Sus viajes solían ser también una huida, una huida a menudo vana: Annemarie huía de su familia –una familia de la alta burguesía, que simpatizaba con el nacionalsocialismo–, de los roles de género tradicionales, de las drogas y de la depresión. Aunque Annemarie Schwarzenbach se consideraba ante todo escritora –escribió casi 300 textos periodísticos y folletinescos, en los que plasmó los conflictos y los grandes cambios sociopolíticos del periodo de entreguerras–, el Centro Paul Klee de Berna ha dedicado la exposición Aufbruch ohne Ziel [“Partida sin destino”] a su obra fotográfica, hasta ahora desconocida. Siempre llevaba en sus viajes su Rolleiflex: de ahí el formato cuadrado de sus fotos, que reflejan la manera como esta suiza veía el mundo de aquel entonces.
Fotos de: Schweizerisches Literaturarchiv (Archivo Literario Suizo) | Schweizerische Nationalbibliothek (Biblioteca Nacional Suiza), Berna, legado de Annemarie Schwarzenbach
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